Revista del CLAD Reforma y Democracia
1315-2378
Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo
Venezuela
https://doi.org/

Recibido: 26 de junio de 2018; Aceptado: 25 de abril de 2019

Uso del “Enfoque de Capacidades” en la medición multidimensional de la pobreza en Venezuela

The Use of “Capability Approach” in the Multidimensional Measurement of Poverty in Venezuela

N. Villegas L.,

Candidato a Doctor en Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Simón Bolívar (Edo. Miranda, Venezuela). Magíster en Gerencia, mención Finanzas (2007), Universidad Bicentenaria de Aragua (Edo. Aragua, Venezuela). Especialista en Gerencia Cultural (2000), Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Caracas, Venezuela). Es Jefe de Presupuesto en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Edo. Aragua, Venezuela). Sus áreas de investigación son: políticas sociales, pobreza y comportamiento Prosocial. Las comunicaciones con el autor pueden dirigirse a: E-mail: nestor438@gmail.com Universidad Nacional Experimental de las Artes Venezuela

Resumen

La evolución de los derechos humanos ha obligado a considerar otros factores, más allá de los ingresos económicos, para clasificar a una persona como pobre. Iniciando la década de los años 90, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo incorporó la medición multidimensional para elaborar sus informes anuales. En Venezuela las primeras investigaciones referidas a factores no monetarios que tenían influencia en la calidad de vida de las personas comenzaron en 1995, para ser suspendidas pocos años después. En tal sentido, a partir de los estudios iniciales realizados por la Oficina Central de Estadísticas e Información (hoy Instituto Nacional de Estadística), así como de otros trabajos de investigación efectuados posteriormente, se propone un modelo de medición multidimensional de la pobreza para Venezuela sobre la base de los postulados del Enfoque de Capacidades y del Desarrollo Humano, que complemente el sistema oficial usado actualmente. Para ello se incorporan dimensiones consideradas valiosas por la población: educación, salud, trabajo, vivienda, capacidad alimentaria nutritiva, seguridad y bienestar psicológico; y que han sido registradas en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida desde el año 2014. El método de medición multidimensional de la pobreza desarrollado demuestra su utilidad en el diseño, ejecución y posterior evaluación de políticas públicas, al focalizar las privaciones de sectores vulnerables de la población venezolana.

Palabras clave

Pobreza, Calidad de la Vida, Desarrollo Humano, Indicadores Sociales, Indicadores Económicos, Venezuela.
Resumen, traducido

The evolution of human rights forced us to consider new factors, other than income, to classify one person as poor. In the beginning of the 90s, the United Nations Development Program incorporated the multidimensional measurement of poverty for its annual reports. In Venezuela, the first investigations referring to non-monetary factors that influenced the quality of life began in 1995, and were suspended a few years later. Based on the initial studies conducted by the Central Bureau of Statistics and Information (currently the National Institute of Statistics), as well as other research work, a multidimensional poverty measurement model is proposed for Venezuela based on the human development and capability approach to complement the official system currently used. To this end, some valuable dimensions for the people are incorporated, such as education, health, jobs, housing, nutritional capacity, security and well-being, and that have been registered in the National Survey of Living Conditions since 2014. The developed method of multidimensional measurement of poverty demonstrates its utility in the design, execution and evaluation of public policies, by focusing on the deprivation of the Venezuelan vulnerable sectors.

Keywords

Poverty, Quality of Life, Human Development, Social Indicators, Economic Indicators, Venezuela.

Introducción

La progresividad de los derechos humanos, como conquista social, ha obligado a ampliar la mirada sobre aquellos aspectos de la vida cotidiana que alguna vez pudieron ser considerados de “índole cultural” y que bajo la perspectiva del estudio del desarrollo humano son claras privaciones sufridas por las personas.

En este sentido, el estudio de la pobreza desde un enfoque de ingresos o consumo puede estar perdiendo vigencia ante variadas evidencias que muestran, desde el punto de vista del desarrollo o florecimiento humano, que los factores económicos son más un medio que el fin en sí mismo, y que el fin es valorar lo que las personas pueden y valoran hacer con esos recursos.

Como se expondrá más adelante, Venezuela fue pionera en su región en el estudio multidimensional de la pobreza hasta el año 1999. Bajo criterios estrictamente políticos se dificulta el acceso a la información oficial estadística y es descartada la posibilidad de incorporación del método de Medición Multidimensional de la Pobreza (MMP).

No fue sino hasta el año 2008 cuando México se convirtió en el primer país latinoamericano en introducir en su legislación el uso del MMP, incorporando a la sociedad civil y a las universidades. Colombia haría lo propio en el año 2010 y a la fecha gran cantidad de países de la región como Chile, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, por citar algunos, emplean este método como complemento a la Línea de Pobreza (LP) y Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).

En este trabajo se analizarán los aspectos relevantes del “Enfoque de Capacidades”, desarrollado por Amartya Sen, y la importancia de su consideración en Venezuela tras décadas de haberse iniciado los estudios preliminares. El contenido del documento está estructurado de la siguiente forma: en la primera parte se describe el uso de los métodos de medición de la pobreza en Venezuela; en la segunda sección se explica en qué consiste el Enfoque de Capacidades y su empleo en la medición multidimensional mediante el método de Corte Dual de Alkire y Foster (2007); en el tercer apartado se abordan tres investigaciones que aplican el método de medición multidimensional de la pobreza en Venezuela; y para finalizar, la cuarta sección presenta una propuesta para incorporar en Venezuela una metodología que tome en cuenta aquellos factores que tienen incidencia directa en el desarrollo de las libertades del ser humano.

Medición de la pobreza en Venezuela

Tal como los señala el INE (2014), Venezuela posee una tradición censal que data desde el año 1873. En la actualidad, luego de ajustes y mejoras, se utilizan los métodos de estudio de la pobreza mediante la LP, NBI y el Método Integrado (MI), los cuales se describen a continuación.

El método de medición por LP, usado por el Banco Mundial (BM) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), es una versión mejorada de la que desarrolló Seboohm Rowntree en 1901 a partir de los trabajos de Charles Booth realizados en la década anterior. De acuerdo al INE (2018), este método consiste en estimar tanto los ingresos totales del hogar como el costo de una Canasta Alimentaria (CA) que permita la ingesta nutricional requerida por cada uno de los integrantes del núcleo familiar (en Venezuela el Instituto Nacional de Nutrición lo estima en 2.200 kilocalorías/día por persona) y en relacionarlo con el Coeficiente de Engel[1]. En el caso venezolano, aquellas personas cuyos ingresos estén ubicados bajo el umbral de la CA son consideradas en pobreza extrema.

De igual forma, se estima el valor de una Canasta Básica (CB) que incorpora aquellos bienes y servicios que son imprescindibles para satisfacer las necesidades de un hogar (alimentos, vestido, alquiler de vivienda, transporte, servicios básicos, entre otros). Aquel grupo poblacional cuyos ingresos se encuentren por debajo del valor de la CB es considerado como pobre.

Algunas de las debilidades que presenta este método de medición, de acuerdo con Gallo y Roche (2011), Robeyns (2005a), Boltvinick (2013) y Feres (1997) son las siguientes:

- La LP parte de la premisa de que es posible satisfacer todas las necesidades del hogar a partir de cierto ingreso o consumo familiar.

- El uso del Coeficiente de Engel presenta diferencias cuando se trata de estimar el costo de los satisfactores no alimentarios, pues estos dependen del tamaño y la composición del hogar, factores que varían de acuerdo al ciclo de vida.

Por otra parte, el método de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), desarrollado por Paul Streeten en 1981, el cual coincide con lo planteado en la Conferencia Mundial del Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizada en 1976, argumenta que no solamente los ingresos determinan la calidad de vida de los ciudadanos y analiza cinco factores determinantes en el hogar: asistencia escolar, nivel de hacinamiento, condiciones de la vivienda, servicios básicos y nivel de dependencia económica. Como exponen Feres y Mancero (2001), este método permite caracterizar a los hogares pobres de una mejor manera, pues se elabora sobre la base de una información más detallada de las privaciones.

En la medición de la pobreza por NBI, basta que un sujeto esté privado en una de las cinco dimensiones que son analizadas para ser considerado pobre, mientras que para privaciones iguales o mayores a dos, se lo definirá como pobre extremo.

Algunas de las debilidades que muestra este método son las siguientes:

- El nivel de insatisfacción es sensible al número de dimensiones consideradas: solo basta estar privado en una de las cinco dimensiones para ser considerado pobre. Esta debilidad limita la incorporación de otras dimensiones sin distorsionar el resultado (puede sobreestimar la cantidad de pobres existentes).

- Las ponderaciones de las dimensiones son iguales en necesidades que no son comparables entre sí.

- No toma en cuenta la calidad de la educación, servicios básicos, empleo, condiciones estructurales de la vivienda o ubicación de la misma (zonas de alto riesgo).

Finalmente, está el Método Integrado (MI), el cual resulta de la unión de los métodos por LP y por NBI y cuya caracterización de la población es la siguiente:

1) No Pobre, porque con ninguno de los métodos son clasificados de pobre.

2) Pobreza estructural, aquellos que no son pobres por LP, pero sí por NBI.

3) Pobreza coyuntural, son hogares no pobres por NBI, pero sí por LP.

4) Pobreza crónica, ya que son pobres por NBI y por LP.

Estos métodos, donde básicamente la atención está ubicada sobre el ingreso, la riqueza financiera, los bienes de consumo y el acceso a los servicios públicos, no toman en cuenta factores que son inherentes al desarrollo del ser humano como es el empoderamiento, la participación social, política o cultural, la libertad de expresión, el tiempo de ocio, por citar algunas.

El Enfoque de Capacidades (EC) y la Medición Multidimensional de la Pobreza (MMP)

El “Enfoque de Capacidades” (EC), desarrollado por Sen (1980), es un marco teórico que emerge con aportes de la filosofía política y la economía del desarrollo donde el eje central es la persona: lo que son capaces de ser y hacer, es decir, sus capacidades. Para Sen (1983) si bien es cierto que los bienes y servicios son valiosos para las personas, bajo este enfoque lo valioso es lo que hacen las personas con ellos.

De igual forma, autores como Robeyns (2005b) y Hernández y Escala (2011), afirman que el EC ofrece la posibilidad de ser utilizado como una herramienta para evaluar procesos sociales como la pobreza, aspectos esenciales del bienestar, calidad de vida o salud, políticas sociales, programas de intervención social, entre otras cosas.

Vale la pena señalar que, en el año 1990, a partir de los aportes sobre el EC, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) inicia la publicación del Informe sobre el desarrollo humano, en su Capítulo I “Definición y medición del desarrollo humano”, con la siguiente cita: “La verdadera riqueza de una nación está en su gente” (PNUD, 1990: 31).

El EC se compone básicamente de cuatro aspectos medulares:

1) Funcionamientos. Como afirma Nussbaum (2004), puede ser explicado como conjuntos de cosas que una persona logra hacer o ser al vivir, y que tiene razones para valorar como indispensables en su vida. Pueden ser simples o básicos, ya que son innatos en el ser humano, como aquellos relacionados con la supervivencia (estar sano, bien alimentado o protegerse). De igual forma, Sen (1985) indica que la mejor forma de comprender lo que significa un funcionamiento es asociarlo a una actividad, un logro o un estado deseable.

2) Capacidad. Es un conjunto de funcionamientos, o una suma de ellos, que una persona puede obtener a través de las diversas combinaciones de estos, o como explica Sen: “las diversas combinaciones de funciones que se puede conseguir” (2000: 99). Aunque con menor precisión, también ha sido interpretado como la “libertad”, en su término más amplio, de escoger combinaciones de funcionamientos para elegir el estilo de vida valorado, lo que indica que la capacidad es una oportunidad real de ejecutar ciertos funcionamientos elegidos dentro de un conjunto de opciones.

3) Libertad. Hernández y Escala (2011) afirman que esta es la variable focal para la evaluación del proceso de desarrollo. Es imposible considerar un estadio de desarrollo si los individuos no tienen la posibilidad de escoger llevar la vida que realmente valoran y han elegido disfrutar. Por ello, Sen (2000) hace énfasis en evaluar el progreso sobre la base del disfrute de las libertades sustantivas individuales, tales como buena alimentación, participación política, opinar sin censura, estar sano, entre otras, más que en los recursos o bienes que se dispongan.

4) Agencia. Es descrita como la capacidad de reflexión que tienen las personas, o grupos, para elegir dentro de un grupo de opciones, los funcionamientos requeridos en tanto y en cuanto valora aquello que más le interesa. Autores como Samman y Santos (2009) afirman que esta reflexión, en el individuo, viene condicionada por los activos que la respaldan (ahorros, propiedades) y las capacidades intrínsecas del ser humano (buena salud, educación, pertenencia social, autoconfianza, aspiraciones, identidad, autoestima); mientras que como grupo vendrá determinada por los niveles de organización y la posibilidad real de participación.

Una de las características del EC, que ha generado numerosas críticas, es lo amplio y plural del mismo. Para Sen, el EC parte de un proceso democrático donde aquello que se valora debiera ser consultado a la sociedad, entendiendo lo dinámico y relativo del fenómeno (pues depende del contexto cultural, social, entre otros). La falta de una lista de capacidades que pudiera normar un proceso de evaluación o estudio impulsó a Martha Nussbaum, en el año 2000, a elaborar una lista provisoria de diez dimensiones que deberían ser aseguradas para garantizar la condición del ser humano. Por supuesto que esta lista fue concebida a partir de capacidades humanas fundamentales y garantías legales internacionalmente aceptadas.

Posteriormente aquella lista fue reducida a tres dimensiones: salud, educación y estándar de vida. Estas fueron evaluadas mediante el método de Corte Dual desarrollado por Alkire y Foster (2007), el cual cumple todos los axiomas que hacen esta medida confiable de acuerdo con Sen (1976): monotonicidad, transferencia débil, simetría, invariante a la escala, invariante a replicación y foco. Dicha metodología fue asumida como el procedimiento a emplear en todos los procesos de medición multidimensional de la pobreza.

El método de Corte Dual muestra dos líneas de corte para la identificación de aquellos que se encuentran en condición de pobreza multidimensional. La primera es una línea de corte específica para cada uno de los indicadores y que señala como privados (o carentes) a aquellos individuos u hogares que se hallan por debajo del umbral establecido. La segunda línea se establece luego de contar las carencias de cada individuo u hogar en la dimensión, la cual es fijada entre los casos extremos de unión (carencia en un indicador) e intersección (carencia en todos los indicadores). La línea de corte de pobreza multidimensional representa un número mínimo de privaciones, o falta de capacidades, que una persona u hogar deben tener para ser considerado pobre multidimensional.

El método de Alkire y Foster permite determinar un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) a partir de las privaciones que padecen los hogares o las personas en las dimensiones seleccionadas como representativas de los funcionamientos y capacidades valorados. Esta metodología se inicia con la construcción de una matriz de desempeño Y conformada por n individuos (filas) y por d dimensiones (columnas), de manera que se obtiene:

Donde yij ≥ 0 representa los logros o desempeños del individuo i en la dimensión j. Esto quiere decir que cada vector fila yi = [yi1, yi2 ... yin] representará cada uno de los logros que tiene el individuo i en la dimensión j; mientras que el vector columna yj = [y1j, y2j ... ynj] mostrará la distribución de los desempeños en las dimensiones j de cada uno de los individuos. En el mismo sentido, se denominará

al peso o ponderación estimado para la dimensión j, donde

De tal manera, a partir de las dimensiones (que serán operacionalizadas por los diferentes indicadores) y los umbrales seleccionados se obtendrá una matriz estructurada de la siguiente forma:

Igualmente, para cada dimensión j existe un umbral definido por el vector fila Z = [z1 ... zn], donde zj es la línea de privación de la dimensión j, quedando la matriz representada de la siguiente forma:

En tal sentido, será definida para cada dimensión una brecha de normalización

la cual estará representada por la distancia entre el umbral determinado y el logro que posee el individuo

Tal como lo explica Bourguignon y Chakravarty (2003), la privación es el resultado de la comparación entre una dimensión de bienestar y un umbral establecido, por esta razón se denominará

la matriz de privaciones ponderada donde cada elemento estará representado por:

indicará que el ij-ésimo valor de la matriz equivale a la ponderación

cuando el individuo i es privado en la dimensión j y 0 si no está privado.

Es importante señalar que de la relación entre las dos matrices Yij y Zj, se obtendrán dos tipos de resultados: una matriz con datos brutos para realizar los cálculos de intensidad y severidad de la pobreza, y otra con datos transformados (dicotomizados en 1 o 0) con la cual se determinará el IPM a partir del número de privaciones en los hogares.

Luego de elaborar la matriz g0, se obtiene un vector columna c que registra el número de privaciones que posee cada individuo. De esta forma:

será la suma de las privaciones ponderadas del individuo i, vale decir ci = wjy1j + wjy2j +...+ wjynj.

Finalmente, para lograr la identificación de quiénes son considerados pobres de manera multidimensional, se determina un punto k que representa el número mínimo de privaciones que debe tener un hogar para ser considerado pobre. No existe una fórmula para la determinación de este resultado. Tanto en la bibliografía consultada como en los cálculos del IPM en Latinoamérica y el Caribe, el factor k equivale a 1/3 (33,33%) de la suma ponderada de los indicadores utilizados. El criterio para tomar este valor está basado en la combinación de consideraciones técnicas y en las estimaciones de los objetivos trazados en determinadas políticas públicas que buscan cumplir metas establecidas nacional o internacionalmente.

Antecedentes de la medición multidimensional en Venezuela

A continuación se describen tres importantes estudios referentes al MMP que ofrecen un soporte teórico y metodológico para su discusión.

Explica el Prof. Ángel Hernández[2] que, en Venezuela, la antigua Oficina Nacional de Estadística e Información (OCEI) -hoy Instituto Nacional de Estadísticas (INE)- y la Representación del PNUD en el país, comenzaron a producir el Índice y Entorno del Desarrollo Humano desde el año 1995. En el año 2000 se publica el Informe sobre desarrollo humano en Venezuela, 2000. Caminos para superar la pobreza (OCEI y PNUD, 2000) tomando como referencia los datos aportados por la Encuesta de Hogares por Muestreo (EHM). Este informe, además de ser el resultado de una nueva política del PNUD para la elaboración y publicación de los informes por país, introdujo aspectos novedosos como la participación de distintos sectores de la sociedad en las fases de preparación, elaboración, producción y difusión de los mismos. Lamentablemente las posteriores ediciones fueron suspendidas por el gobierno nacional sin explicación alguna.

Posteriormente Gallo y Roche (2011) elaboran un estudio de la pobreza en Venezuela en el período 1997-2010 aplicando el método desarrollado por Alkire y Foster. Tomaron los datos obtenidos de la EHM, que aplicó el INE a lo largo del período mencionado, y realizaron un análisis comparativo del índice de pobreza. Una de las limitantes de este estudio fue la restricción de información por cuanto la encuesta del INE no consideró las dimensiones de salud, bienestar subjetivo o el de seguridad.

Finalmente, en la misma línea de investigación el Centro Lyra (2015) presenta un estudio denominado “Encuesta sobre dimensiones faltantes en la medición de la pobreza”, el cual es coordinado por la Iniciativa de Oxford para la Pobreza y el Desarrollo Humano (OPHI, por sus siglas en inglés).

Dicho trabajo, de enfoque cualitativo, realizó un estudio de la pobreza a partir de la incorporación de indicadores con las siguientes características: internacionalmente comparables, que midieran aspectos instrumentales y sustantivos de las dimensiones propuestas (calidad del empleo, empoderamiento y agencia, seguridad física, bienestar psicológico y subjetivo, conectividad social y capacidad de ir por la vida sin sentir vergüenza o humillación), que permitieran la medición de los cambios en el tiempo, facilitar el contraste con investigaciones previas, incorporar aportes recientes de la investigación social, y finalmente, que muestren sensibilidad al contexto legal y cultural local.

Un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) para Venezuela

Los trabajos de investigación anteriormente descritos muestran las iniciativas que se han venido presentando en Venezuela, pero que no lograron trascender la burocracia gubernamental. Sin embargo, es necesario insistir en la implementación de una herramienta que optimice los recursos fiscales y facilite el proceso de ejecución y evaluación de políticas públicas. Por ello, el aporte de este documento se presenta como iniciativa para generar discusiones teóricas y metodológicas.

Uno de los factores sobre el cual descansa esta propuesta es el acuerdo llevado a cabo entre la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y la Universidad Simón Bolívar (USB), para suplir el vacío informativo de las estadísticas oficiales. De esta forma, surge la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), apareciendo su primera edición en el año 2014. Esta encuesta de presentación anual, además de cumplir con todo el rigor técnico, cubre amplios aspectos de la vida del ser humano: medidas antropométricas, detalles de la vivienda, caracterización de cada uno de los miembros del hogar (educación, salud, trabajo, ingresos, ayudas sociales, emigración, alimentación, seguridad física y bienestar psicológico[3]). Toda esta información permite un estudio de las denominadas “dimensiones faltantes” mencionadas por Zabaleta (2010), que a su vez genera un conocimiento más profundo del fenómeno de la pobreza y una mejor ejecución de políticas públicas.

En tal sentido, para la MMP fueron considerados tanto las dimensiones como los indicadores procesados en las ENCOVI. De igual forma, las dimensiones serán ponderadas en alícuotas iguales, distribuidas proporcionalmente entre sus indicadores. Tomando en cuenta el estándar internacional, como punto de corte k (valor a partir del cual se caracterizará a una persona como pobre) será igual a 6 (18 * 33,333% = 5,999), esto indicará que un individuo con un número de privaciones igual o mayor a k (k ≥ 6) será clasificado como pobre.

En el Cuadro 1 se muestra la estructura del modelo de MMP propuesto para Venezuela con sus dimensiones, indicadores y ponderaciones.

Vale la pena señalar que, atendiendo lo afirmado por Townsend (1979) en cuanto a lo dinámico y relativo del fenómeno de la pobreza (pues depende del contexto socio-histórico), la incorporación de dimensiones o variación en las ponderaciones viene determinada por los intereses de cada país. Por ejemplo, Colombia incorpora las “condiciones de vida de la niñez y la juventud”; México ingresa el “grado de cohesión social”; y Uruguay introduce la dimensión “Derechos laborales y seguridad social”.

Cuadro 1

Cuadro 1

laboración propia con datos de la UCAB, UCV y USB (2014).

Conclusiones

Es evidente que las políticas públicas ejecutadas han producido al menos dos décadas de rezago en cuanto a la implementación de una metodología multidimensional para la medición de la pobreza en Venezuela. Esta situación se mantiene en la actualidad por la falta de publicación de cifras estadísticas oficiales referidas a salud, mortalidad infantil, desnutrición, vacunación, por citar algunas.

Los datos aportados por ENCOVI, gracias a la iniciativa de las universidades, han sido un aporte valioso para el estudio de los diversos fenómenos sociales en el país y permiten desarrollar propuestas innovadoras.

Finalmente, la propuesta presentada está en concordancia con lo planteado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tratados internacionales y los derechos humanos reconocidos por la comunidad internacional, por lo que un desarrollo tanto teórico como práctico colocaría a Venezuela en la senda de una mejor comprensión del fenómeno de la pobreza.