Recibido: 2 de diciembre de 2016; : 29 de abril de 2017; Aceptado: 6 de mayo de 2017
¿Cómo viajan las ideas? El rol de las comunidades epistémicas en el diseño de políticas sociales en América Latina
How Do Ideas Travel? The Role of Epistemic Communities in the Social Policy Making Process in Latin America
El artículo busca contribuir a la comprensión del proceso de difusión de los Programas de Transferencia Condicionada (PTC) en América Latina y el rol que ejercieron los expertos y organismos internacionales. Los PTC han sido implementados de manera creciente en el mundo en las últimas décadas y, hasta el año 2010, 17 países en América Latina los habían adoptado. La evidencia sugiere que esta concentración es debido a un proceso de difusión de políticas. Durante los noventa, posterior a su implementación en los países pioneros, Brasil y México, los programas captaron la atención de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, que contribuyeron a su diseminación. Además se configuró un actor clave, una comunidad epistémica regional que aumentó la disponibilidad de información acerca de los programas y contribuyó a su legitimidad, jugando un rol en los procesos domésticos de formulación y adopción de los PTC. La temática requiere atención en orden de mejorar la comprensión sobre la influencia de las ideas que pueden producir convergencia de políticas, el rol de los actores involucrados y la relación entre los niveles domésticos e internacionales durante el proceso de formulación de políticas.
Palabras clave
Política Social, Diseño de Políticas, Gestión del Conocimiento, América Latina.Resumen, traducido
This article seeks to contribute to the understanding of the diffusion process of Conditional Cash Transfer Programs (CCTs) in Latin America and the role of experts -reunited in an epistemic community- and International Organizations (IOs). CCTs have been increasingly implemented worldwide in the last decades and, until 2010, 17 countries have adopted them in Latin America alone. The evidence suggests that this convergence is due to a policy diffusion process. After their implementation by regional pioneers -Brazil and Mexico- during the middle of the ‘90s, the programs caught the attention of International Organizations like the World Bank and the Inter-American Development Bank, which in turn contributed to their dissemination. These organizations supplied loans and technical advice, and also, they developed diverse activities, networks, papers and reports which have contributed to create a consensus on the efficiency of CCTs. Moreover, and taking an essential role, the existence of an epistemic community increased the available information on these programs and contributed to their legitimacy, playing a role in the domestic policy making process as well as in the adoption of CCTs by more countries. This matter deserves further attention in order to better understand the influence of ideas which can produce convergence of policies, the role of the actors involved and the relationship between the domestic and international level during the policy making process
Keywords
Social Policy, Policies Planning, Knowledge Management, Latin America.Introducción
A mediados de los años noventa surgen en América Latina los Programas de Transferencia Condicionada (PTC). Estos programas tienen como objetivo entregar apoyo monetario a las familias pobres y extremadamente pobres e incrementar el desarrollo de capital humano en los niños y adolescentes de aquellos grupos familiares. Su característica esencial es la provisión de dinero a condición de que las familias utilicen determinados servicios de salud y/o educación (Cecchini y Madariaga, 2011).
Los primeros programas implementados fueron en Brasil y México, y en los siguientes años se replicaron en toda la región, llegando a beneficiar en el año 2010 a alrededor de 113 millones de personas (Cecchini y Madariaga, 2011: 107). La evidencia sugiere que esta numerosa presencia y significativa concentración geográfica de los programas -17 de 20 países[1] los han implementado- fue el resultado de un proceso de difusión de políticas (Osorio, 2014; Sugiyama, 2011). Es decir, que la información acerca de la adopción de políticas fue comunicada a través de ciertos canales en el tiempo entre los miembros de un sistema social de una manera descoordinada, y donde las primeras adopciones afectan la probabilidad de hacerla entre quienes no la han hecho (Jordana, Levi-Faur y Fernández i Marín, 2011: 1347).
Diversas hipótesis se observan en la literatura para explicar este proceso. Así, por ejemplo, Sugiyama (2011) sostiene que la difusión se produjo debido al llamado efecto vecino en la región, aunque en su propuesta es preciso esclarecer los canales a través de los cuales se ejerció esta influencia. Franzoni y Voorend (2011) identifican comunidades de políticas, organismos internacionales (OI) y banca multilateral como agentes clave en este proceso, con un rol histórico en la región, aunque su participación no es esclarecida por completo. Por último, se podría sostener que la lógica de obtener réditos electorales habría motivado la decisión por parte de los países. Sin embargo, el trabajo de Corrêa (2015), con base en el análisis de 84 elecciones presidenciales llevadas a cabo en 18 países de América Latina entre 1990 y 2010, lo lleva a concluir que “los presidentes latinoamericanos que invirtieron en PTC no son ni electoralmente más exitosos que quienes no lo hicieron, ni más exitosos de lo que ellos fueron en las elecciones previas” (Corrêa, 2015: 3).
En este trabajo se sostiene una hipótesis que presenta como variable explicativa la existencia de un consenso acerca de la eficacia de los PTC entre una comunidad epistémica regional[2]. Esta “idea” fue construida a través de la acumulación de conocimiento y acciones de la comunidad, cuya formación se vinculó de manera importante a las actividades de algunos organismos internacionales: el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en un segundo plano la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La consolidación de esta idea y la existencia de esta comunidad habrían incidido de manera significativa en el proceso regional de diseminación de los PTC. Ahora bien, su grado de influencia en la adopción en cada uno de los países de la región debe ser valorado al analizar cada proceso de formulación en profundidad; esto es, vinculando el proceso regional de difusión con la mirada en el proceso doméstico de formulación de políticas. Asimismo, el argumento aquí expuesto no descarta la existencia de otras variables domésticas -tales como la situación de pobreza e inequidad en los países, la presencia de préstamos de la banca multilateral o el contacto directo entre países[3]- que pudieron haber intervenido y que podrían identificarse al focalizar la mirada en los casos.
En consecuencia, el objetivo de este artículo es demostrar la formación y desarrollo de esta comunidad epistémica desde mediados de los noventa hasta el año 2012, identificando las diversas actividades y acciones que se desarrollaron en el período y que permitieron la circulación del modelo de los PTC en la región, facilitando su adopción en las agendas regionales. Se sostiene aquí que esta comunidad fue una variable significativa para explicar la difusión a nivel regional; no obstante, su nivel de influencia a nivel nacional, como ya se ha señalado, debe ser analizado caso a caso. En las siguientes páginas se presenta el marco teórico, la metodología desarrollada y los principales hallazgos que dan cuenta de la conformación de esta comunidad y sus actividades. Por último, se presentan las consideraciones finales y las preguntas emergentes.
1. La comunidad epistémica y los organismos internacionales
Las primeras menciones del concepto de comunidades epistémicas ocurrieron a fines de los setenta, en los trabajos de Ruggie (1975) y Holzner y Marx (1979), pero serían los trabajos de Ernst Haas (1989) y Peter Haas (1990) los que más propagación obtendrían. El enfoque de este último es uno de los que genera mayor consenso (Dunlop, 2013), y considerando que da énfasis al rol de las comunidades en la toma de decisiones de los Estados, es su propuesta la que se ha considerado pertinente como punto de partida[5].
Peter Haas (1992: 3) define comunidad epistémica como “una red de profesionales con reconocida experiencia y competencia en un área específica y con una voz de autoridad en cuanto al conocimiento de las políticas dentro de ese ámbito”. Este grupo de expertos trabaja para mejorar la comprensión científica y pública de una temática (Speth y Haas, 2006: 92). Comparten, asimismo, cuatro componentes. Primero, un conjunto de creencias y valores normativos; segundo, una relación causa-efecto en el ámbito, es decir un marco interpretativo que determina las causas que generan determinados problemas; tercero, los mecanismos de validación para sopesar la información; y cuarto, un conjunto de prácticas y de políticas asociadas a los problemas de su área de incumbencia que de ser aplicadas beneficiarían a la sociedad (Haas, 1992: 3). Derivado de lo anterior, coinciden en un vocabulario y una red común en la cual estos hallazgos son intercambiados y las preocupaciones comunes son compartidas (Haas, 1990: 55). No necesariamente la comunidad tiene el monopolio acerca del conocimiento relevante, pero deben compartir un enfoque común de comprensión que implica que, en el momento de entregar interpretaciones, consejo, políticas, estas coincidirían (Haas, 1992). El resultado es una concepción determinada ante un problema, junto con expectativas de las consecuencias posibles luego de la aplicación de determinadas medidas (Haas, 1992: 4).
Las comunidades epistémicas son proveedoras de información y consejos en escenarios de incertidumbre. La necesidad ante un determinado tema es el contexto preciso en el que es frecuente que estas emerjan y proliferen. Su número de miembros es pequeño, pero en la medida en que se les solicita información se vuelven más influyentes, hasta el punto de que consolidan poder burocrático ubicando a sus expertos en determinadas posiciones nacionales e internacionales; y con ello institucionalizan su influencia. Los Gobiernos conferirán más autonomía a aquellos científicos y expertos que mejor comprendan las complejas causas de los fenómenos y propongan políticas, quienes darán información y consejo acerca de las políticas (Haas, 1990).
Haas y Adler (1992) destacan determinados aspectos respecto al funcionamiento de las comunidades, que resultan útiles para este estudio. Primero, señalan que, si una comunidad adquiere poder en un solo país u organización internacional, solamente se estará frente a la influencia de un actor sobre otro y no tendrá efectos estructurales (ibídem: 378). En segundo lugar, argumentan que, si las ideas de una comunidad epistémica comienzan a estar presentes en ámbitos relevantes de un país, podrían incidir en el establecimiento de estándares y desarrollo de políticas. Y nuevamente, si se produce su presencia simultáneamente en numerosos países, puede generarse una convergencia informal entre ellos (ibídem: 379). Luego, señalan que si los miembros de una comunidad tienen éxito en capturar a las partes que juegan un rol central en negociaciones internacionales, tendrán un efecto directo en estas y una influencia indirecta en los países pequeños y empresas pequeñas (ibídem: 380). Finalmente, sostienen que una comunidad epistémica no tiene que ser muy grande para tener influencia en la coordinación internacional de políticas[6]. Lo que es importante es que los miembros sean respetados en su propia disciplina académica, que cuenten con ascendencia en otras cercanas y logren incidir en el proceso de formulación de políticas (ibídem: 380). En relación con este último tema, cabe señalar que los medios de influencia pueden ser bastante explícitos, a través de conferencias, talleres especializados o diversas actividades en las cuales participan burócratas y hacedores de políticas.
Aquellos espacios donde se vincula la comunidad con los organismos internacionales pueden lograr incidencia, ya que a través de las redes transnacionales que operan dentro y entre estos organismos se establece “un discurso transnacional o global que es el telón de fondo contra el cual las decisiones globales se llevan a cabo” (Deacon …[et al], 1997: 60). Los organismos internacionales administran una amplia gama de niveles, recursos monetarios y técnicos, y producen información relevante sobre diferentes áreas de las políticas públicas, que es analizada, interpretada y dotada de sentido (Barnett y Finnemore, 2004). Al respecto, es posible identificar actividades inherentes a su naturaleza, tales como los préstamos monetarios y la asistencia y cooperación técnica. En este primer ámbito se ubica en exclusiva la banca multilateral, lo cual la distingue de los otros organismos internacionales, ya que uno de sus objetivos esenciales es otorgar préstamos monetarios a los países. En cuanto a la cooperación técnica, tanto la banca como los diversos organismos internacionales la desarrollan incidiendo en el diseño, implementación y evaluación de políticas y programas. Ahora bien, junto con estas actividades, estos actores también realizan actividades mediadoras y de exhortación (Bradford, 2009). Las primeras implican la investigación, análisis comparado de las tendencias internacionales, el debate y la transmisión de estos contenidos. Las últimas se refieren a actividades que apuntan a alcanzar el cambio de políticas en los ámbitos domésticos. A través de la difusión de documentos, informes y otros formatos, se traduce la información de las etapas de mediación en planes de acción y recomendaciones concretas (Bradford, 2009). En este sentido, las actividades de mediación y exhortación contribuyen a la socialización de una política entre los actores relevantes. En otras palabras, se puede destacar que, “en términos de política, las ideas aprobadas por las organizaciones internacionales ayudan a identificar los problemas y trazar la gama de soluciones de mejores prácticas” (Mahón y McBride, 2009: 3).
2. Enfoque metodológico
En este trabajo se utilizó metodología cualitativa que permitió analizar en profundidad el rol de las comunidades epistémicas y de los organismos internacionales en la difusión de los PTC entre mediados de los años noventa hasta el año 2012.
La recopilación de la información se realizó de forma primaria a través de 50 entrevistas semiestructuradas. Estas se aplicaron a personas vinculadas de manera directa o indirecta a los programas en donde se encuentran: expertos y académicos nacionales e internacionales que han investigado y publicado acerca de los PTC, funcionarios de Gobierno, funcionarios de organismos internacionales y políticos nacionales. Una vez configurado este grupo inicial, se amplió el número de entrevistados utilizando el efecto bola de nieve (Atkinson y Flint, 2001).
Por otra parte, para analizar las comunidades epistémicas se utilizaron las técnicas de investigación que Haas (1992: 35) plantea: identificar a los miembros de esta a través del ejercicio de revisar quiénes son los expertos que asisten a encuentros sobre los PTC y/o a las visitas entre países, así como quiénes son los autores de los reportes y documentos de políticas. Junto con ello, identificar los principios y creencias que poseen ante los problemas públicos, y el diagnóstico y las políticas que plantean para solucionarlos, a través del análisis de materiales tales como las publicaciones de los miembros de la comunidad, exposiciones ante cuerpos legislativos y entrevistas, entre otros (Haas, 1992).
En consecuencia, para la caracterización de la comunidad epistémica, sus ideas y diagnóstico y sus medios de influencia en los mecanismos de difusión, se puso atención en la siguiente evidencia: expertos que son mencionados de manera recurrente en la literatura, miembros de grupos especializados, expositores permanentes de seminarios y conferencias; vías de contacto y transmisión de información y conocimiento con burócratas y políticos, y publicaciones de los miembros de la comunidad, discursos y entrevistas (Osorio, 2015).
Por último, sobre los organismos internacionales (OI) es preciso clarificar que se les consideró como institución y, más específicamente, se puso atención a las secciones encargadas del área social y pobreza para la región. A fin de identificar las acciones de estos organismos se definieron cuatro tipos de actividades: préstamos monetarios (exclusivos de la banca multilateral); ayudas técnicas formales e informales; actividades mediadoras (seminarios, encuentros, talleres, viajes de estudio, entre otros); y actividades de exhortación (reportes, documentos, libros, artículos, documentos de análisis de políticas, entre otros) (Osorio, 2015).
3. La comunidad epistémica y los organismos internacionales en la difusión de los PTC
Se han identificado dos momentos en la trayectoria de esta comunidad epistémica. El primero, desde mediados de los años noventa hasta los primeros años de la década del 2000, cuando se va configurando la comunidad de expertos con base en el conocimiento adquirido acerca de los primeros programas. En un segundo momento, a partir del año 2000 hasta 2010, se observa la comunidad epistémica ya instaurada a nivel regional, vinculada a los OI y sus actividades, contribuyendo a la construcción de un consenso acerca de los PTC y experimentando una evolución en la reflexión sobre los programas.
La comunidad epistémica y el rol de los bancos durante los primeros años de la ola de difusión
Desde mediados de los noventa hasta inicios del 2000 se observa el nacimiento de la comunidad y es posible señalar tres ámbitos desde donde provienen sus miembros. Por una parte, la comunidad empezó a constituirse paulatinamente a partir de expertos (algunos de ellos académicos) vinculados a las evaluaciones de los primeros programas (en México, Brasil, Nicaragua, Costa Rica y Honduras). Asimismo, se identifican los formuladores de políticas locales y directivos de los PTC implementados, quienes fueron acumulando experiencia significativa al respecto. Por último, funcionarios de la banca multilateral que se vieron involucrados en diversa magnitud en los programas.
Respecto al primer y segundo ámbito mencionados, el caso de México es ilustrador. Progresa (luego Oportunidades) tuvo un origen principalmente endógeno[7], y sus creadores fueron algunos de los primeros expertos que contribuyeron a su conocimiento en la región, divulgando sus características y los resultados de las tempranas evaluaciones realizadas. Santiago Levi[8], por ejemplo, tuvo un papel central en los primeros años del programa y es mencionado de manera frecuente como un referente en la temática. Asimismo, Paul Gertler[9], economista profesor de la Universidad de California en Berkeley, quien asesoró las evaluaciones de impacto llevadas a cabo por el International Food Policy Research Institute (IFPRI), realizó también otros análisis y posteriormente ha escrito varios reportes al respecto[10].
La banca multilateral tuvo diversos roles en esos años. En los primeros casos de Brasil y México, la vinculación con los bancos se fue configurando al nivel de intercambio de conocimientos, de asesoría técnica y de apoyo en evaluaciones de impacto. En otros países hubo participación directa a través de préstamos (Nicaragua) o se brindó además cooperación técnica (Honduras). Resultado de estas instancias se fue consolidando al interior de estas entidades un grupo de expertos a partir de la propia implementación de los programas, del conocimiento que paulatinamente se fue acumulando y de su divulgación a través de las diversas plataformas de estos organismos. Asimismo, estos distintos espacios demuestran que los PTC eran atractivos para los bancos. Por una parte, en cuanto a ser un buen producto para “ser vendido” a los países, considerando que estas instituciones son, antes que todo, bancos. “El banco tiene que promover el desarrollo, pero al final tiene que entrar en el negocio donde la clase del proyecto a financiar es relevante... un banco que no gestiona préstamos desaparecerá” (Experto PTC, FAO). Los programas constituyen modelos concretos y acotados, que significan “un flujo predecible de recursos” (experto en PTC, BID). Junto con ello, abrieron una posibilidad para que estas entidades se vincularan de manera directa con las políticas sociales regionales; “los bancos tienen que ejecutar, entonces les dieron la posibilidad de hacer su trabajo de manera instrumental” (Experto PTC, CEPAL).
Los funcionarios de los sectores sociales de los bancos, encargados de vincular a los países con los programas, también contribuyeron a que estos se fueran instalando al interior de las entidades como un instrumento importante; incluso significando aquello ciertas adaptaciones institucionales. En el caso del BID, por ejemplo, se desarrolló un proceso formal para que este pudiera otorgar los préstamos. Ello, ya que el Banco contaba en ese momento con dos tipos de instrumentos: los préstamos de inversiones y los préstamos de políticas. Cuando se solicitaron los préstamos para los programas en Honduras y Nicaragua, “el departamento legal tenía bastantes reticencias, porque decían (...) esto no es un préstamo de inversión (...). Entonces hubo un período de larga duración entre los equipos técnicos y los equipos legales de los bancos para hacer entender que el incentivo a la demanda (...) hay que entenderlo como un préstamo de inversión. (...) Antes de llegar el financiamiento de parte del BID se tuvo que liberar por parte del departamento legal esta conceptualización” (experto PTC, BID). Si bien la magnitud de este proceso interno de los bancos no puede ser abordada en detalle en este estudio, demuestra que los bancos se sumaron a esta iniciativa, y que durante esta ola de difusión implicó un aprendizaje. Se trataba, en definitiva, de un programa que “nadie conocía hace 15 años (...) y hubo que desarrollar e identificar (por parte de los bancos) la capacidad técnica para responder a demandas operativas específicas que tenían los programas, como un sistema de focalización” (experta PTC, Banco Mundial).
En cuanto a las conexiones e iniciativas que permitieron la vinculación y contacto de sus miembros, junto con su paulatina influencia en la creación de este consenso acerca de los PTC, es posible distinguir algunas instancias más explícitas vinculadas al proceso de formulación de los programas. Por ejemplo, en los casos en que hubo préstamos y cooperación técnica entre la banca y los países, se observan instancias oficiales donde ello ocurrió. En otros casos, como señalan los expertos entrevistados, pudieron generarse encuentros informales entre los miembros que fueron contactando a los funcionarios de los programas con académicos o funcionarios de la banca.
Junto con ello, si bien en este período todavía eran incipientes, también es posible identificar algunas actividades mediadoras y de exhortación desde la banca multilateral que contribuyen a la configuración y visibilización de los expertos como agentes de difusión de los programas. El BID implementa, desde fines de los años noventa, el Diálogo Regional de Política (Regional Policy Dialogue, RPD), un mecanismo para promover el intercambio de conocimientos entre los funcionarios gubernamentales de alto nivel de América Latina y el Caribe y expertos en áreas clave de desarrollo[11]. Se tratan diversos temas, tales como innovación, el agua y la salud, educación, energía, mercado de trabajo, la protección social y las redes de salud, entre otros. A fin de facilitar este intercambio, la red promueve la presentación de informes de alta calidad, investigaciones y estudios. La red abocada a Protección Social y Salud, donde se situaría el debate e intercambio de información acerca de los PTC, comienza a reunirse a partir del año 2000 y se convierte en un lugar de encuentro para expertos y directores de programas.
Por último, la publicación de documentos con recomendaciones de políticas todavía era acotada durante estos primeros años. Se debe tener en cuenta que se estaban desarrollando los primeros estudios e investigaciones acerca de los programas. De hecho, las primeras evaluaciones de Progresa se iniciaron a partir del año 1998 y los resultados se comenzarían a divulgar dos años después (IFPRI, 2000).
La comunidad epistémica a partir del 2000
La incipiente comunidad de expertos se consolidó a partir del año 2000. En ello influyó de manera importante su vinculación con organismos internacionales, junto con las mayores actividades mediadoras y de exhortación desarrolladas por la banca y otros organismos internacionales. Asimismo, se observa que en los últimos años cobran mayor visibilidad las actividades realizadas por otros organismos regionales, tales como CEPAL, OEA, PNUD y FAO, donde se identifican miembros de la comunidad epistémica.
En relación con los integrantes de la comunidad, algunos como directivos de PTC, debido a su conocimiento cercano al programa (en algunos casos desde su origen) y su sólido perfil profesional, comenzaron a ser reclutados como personal del Banco Mundial, el BID y la OEA, desde mediados de la década de 2000. Por ejemplo, Verónica Silva[12], una de las responsables del programa Chile Solidario, pasó a ser parte del Departamento de Protección Social del Banco Mundial. Asimismo, Manuel Salazar[13], de Familias en Acción, Colombia, se integró en el año 2002 al Banco Mundial, al igual que Rogelio Gómez Hermosillo[14], de Oportunidades, México, quien pasó a ser consultor externo del Banco. Santiago Levy, uno de los “padres” de Progresa, desde el año 2007 forma parte del BID, en la actualidad en el cargo de vicepresidente de Sectores y Conocimiento. Casos similares son los de Francisca Rivero[15], quien trabajó en FOSIS, Chile (vinculada al programa PUENTE, componente del Chile Solidario) y pasó luego por la OEA, y Graziano da Silva[16], quien fue parte de Hambre Cero en Brasil, y luego estuvo en FAO. A partir de ese papel, su influencia como una comunidad es aún mayor. Siguiendo a Haas (1992: 4), en la medida en que una comunidad epistémica consolida su poder burocrático dentro de las organizaciones internacionales, “institucionaliza su influencia e insinúa sus puntos de vista en un espectro más amplio de la política internacional”. En particular, en los casos en que los expertos se insertaron en la banca multilateral, el rol que adquieren en esta nueva posición pudiera implicar un mayor grado de influencia en la toma de decisión de los países que sostuvieron préstamos monetarios.
En ese sentido, es posible afirmar que la legitimidad de los miembros de la comunidad está basada en su propia experiencia, y también fortalecida en algunos casos por su vinculación con los organismos internacionales. Este aspecto tiene consecuencias positivas para la comunidad y su influencia, y también lo tuvo para el rol de los bancos en su vinculación con los PTC de la región. La incorporación de expertos fue parte de un proceso de aprendizaje, de enriquecer la información acerca de los PTC. “En el Banco Mundial hemos aprendido, nos enteramos de lo que México, Brasil, Chile estaban haciendo” (ex Director de Familias en Acción / Actual Experto BM). En efecto, como resultado de este proceso de incorporación es posible distinguir dos grupos: uno, quienes tienen un perfil profesional y que usualmente ingresan desde el inicio de su carrera a trabajar al Banco. Un segundo grupo son las personas que se integran después de haber trabajado en los Gobiernos de la región (experto PTC Banco Mundial / ex Director de programa), como es el caso de los ex directivos que se han identificado. Asimismo, en especial en el caso del BM, se ha observado un proceso en el cual se ha tratado de incluir entre los funcionarios dedicados a la región, personal que cuente con un “perfil latinoamericano” (expertos PTC, CEPAL y BM) y también profesionales provenientes de diversas disciplinas -como es el caso de algunos de los ex directores- para proporcionar un perfil más pluralista, donde los economistas tradicionalmente han predominado (Hall, 1993). En la actualidad “no son solamente los economistas que llegan con los modelitos, los Bancos están más heterogéneos” (experto PTC, PNUD).
Que algunos miembros de la comunidad estén insertos en la banca multilateral confiere mayor capacidad de influencia, dados los espacios a los cuales acceden gracias a las actividades de estas entidades. Pero, asimismo, su rol es mayor dado su carácter de ex directivos de programas; ello facilita las relaciones con los países y el diálogo entre los hacedores de políticas. Los entrevistados concuerdan en que la confianza y la legitimidad son mayores si las recomendaciones o las respuestas a las inquietudes provienen de una persona que ha gestionado un programa. “Si en tu currículo tienes que fuiste gestor de este tipo de programas te miran con otros ojos” (académico experto PTC). Se señala que tanto para los responsables políticos y los directores es más expedito y enriquecedor discutir con otros expertos que utilizan el mismo lenguaje técnico, y que han tenido problemas y preocupaciones similares, cuyas soluciones son posibles de conocer solo en la práctica. Su perfil facilitaría la circulación de conocimiento con la credibilidad que otorga haber estado involucrado en la implementación y gestión de los procesos, y no solo contar con el conocimiento de diseños y conceptos de políticas.
Completa el grupo de integrantes de la comunidad aquellos que destacan por su exhaustivo conocimiento acerca de los programas en la región, obtenido a través de investigación y evaluaciones y que, por tanto, son autores de reportes, libros y estudios sobre los PTC, algunos de ellos muy influyentes[17]. Por ejemplo, Paul Gertler es mencionado como uno de los referentes, ya que participó en las primeras evaluaciones de impacto del programa Progresa y con base en ello también realizó varias publicaciones. También destacan Ariel Fiszbein[18] y Norbert Schady[19] del Banco Mundial y, en los últimos años, Simone Cecchini[20] de la CEPAL y Fabio Veras[21] del PNUD.
En cuanto a las actividades mediadoras y de exhortación -que permiten el encuentro entre los expertos y constituyen vías de influencia acerca de su enfoque de los PTC-, estas se desarrollan de manera más importante durante este período. A partir de 2001 comenzó a operar en el BID la Red de Protección Social y Salud, como parte de la iniciativa Diálogo Regional de Política ya mencionada. Su objetivo principal es “la creación de un foro donde los países de la región puedan compartir experiencias, aprender acerca de las prácticas llevadas a cabo fuera de la región y explorar oportunidades para la cooperación regional en las áreas de reducción de la pobreza y la protección social” (BID, 2001: 1). Está constituida por los viceministros y subsecretarios respectivos de los países de la región, quienes buscan identificar oportunidades de cooperación técnica entre el Banco y los países. La red financia reuniones anuales donde los representantes analizan y discuten temas críticos identificados a través del diálogo constante entre el Banco y los Estados miembros[22]. Desde su inicio hasta el año 2012, se realizaron 11 reuniones hemisféricas de esta red, todas en Washington D.C.[23]. Dado que los PTC constituyen uno de los programas más importantes en ese sentido, en muchos de estos encuentros se dedicaban presentaciones a vincular los programas con la temática central del encuentro; por ejemplo, en el 10° Encuentro, la temática se centró en los PTC y la inclusión financiera. En el marco de esta red se han organizado reuniones anuales desde 2001[24], con la correspondiente producción de documentos y material relacionado que se solicitan a los expertos (alrededor de 230 documentos disponibles en la página web hasta el año 2012[25]). En estas actividades se comienza a repetir la presencia de expertos invitados por los bancos, cuyos nombres se tornan un referente en determinadas materias y son parte de la comunidad epistémica. Por ejemplo, Santiago Levy asistió como invitado al primer Diálogo Regional de Políticas en el año 2001, en su rol de Director del Instituto Mexicano del Seguro Social. Asistiría también al 11° Encuentro en el año 2009[26]. Asimismo, el experto argentino Fabián Repetto[27] estuvo presente en cuatro de estos encuentros[28] e Ignacio Irarrázaval, experto chileno, estuvo en tres de ellos[29]. Otros expertos asistentes a algunos de estos encuentros fueron Norbert Schady, del BID, Rita Combariza[30], experta colombiana, y Paul Gertler[31]. Todos ellos tienen un conocimiento sólido acerca de las iniciativas, que abarcan desde el marco conceptual hasta aspectos prácticos.
Miembros de la comunidad también estuvieron presentes en el Primer Taller Internacional sobre PTC, realizado en Puebla, México, en mayo de 2002. Este sería el primero de tres encuentros internacionales organizados por la División de Protección Social del Banco Mundial. El objetivo de los Talleres es “ofrecer un fórum para que ejecutores de diferentes PTC pudieran compartir sus experiencias -tanto éxitos como desafíos- y aprendieran de sí mismos con el fin de mejorar el funcionamiento de sus programas” (Ayala Consulting, 2003: 3). En efecto, estas instancias constituyeron un punto de encuentro entre los miembros de la comunidad y de intercambio de información y divulgación acerca de los PTC. Junto con ello, la calidad de los expositores y que fueran organizados por el Banco Mundial les otorgaba relevancia a los eventos. De hecho, fueron mencionados reiteradamente como un referente para los directivos de los programas y expertos.
En el Primer Taller realizado en 2002, destacó la presentación de Rogelio Gómez Hermosillo, del programa Oportunidades, y también las de dos expertas del Banco Mundial, Laura Rawlings[32] y Margaret Grosh[33]. Ellas luego realizarían presentaciones en el Segundo Taller que se efectuó en São Paulo, Brasil, en el año 2004. En este se expusieron las experiencias de Brasil, Chile, Colombia, entre otras, destacando la participación de directivos nacionales como Verónica Silva, del Chile Solidario, y Ana Fonseca, del Ministerio de Desarrollo Social de Brasil, como también Michelle Adato, del IFPRI. Dos años más tarde se realizó el Tercer Taller sobre los PTC en Estambul, Turquía. Este taller fue el primero fuera de América Latina, tuvo una convocatoria más numerosa que los anteriores (cerca de 300 personas) y se presentaron también experiencias de otras regiones, como los PTC de Turquía, Sudáfrica, Bangladesh y Kenia. Se privilegió la presencia de Gobiernos y sus contrapartes que estuvieran implementando programas o estuvieran considerando hacerlo[34]. Algunos de los expertos identificados que nuevamente están presentes son Norbert Schady y Ariel Fizbein del Banco Mundial, Rogelio Gómez Hermosillo, de Oportunidades México, y Rita Combariza de Colombia. El alcance global de este Tercer Taller se explica debido a la concentración que los PTC ya habían alcanzado en América Latina y a la presencia emergente en otros países fuera de la región. De hecho, en la primera Conferencia participaron representantes de ocho naciones, en la segunda, de 25, y en la tercera, de 40, reuniendo 375 participantes presenciales y aproximadamente 1.600 a través de las conferencias en línea del sitio web (Banco Mundial, 2006). Junto con ello, ya se había generado y acumulado información sobre el funcionamiento de los PTC. En la convocatoria del Banco Mundial se señalaba que una “primera generación” de programas ya mostraba resultados de evaluaciones con un aumento en la matrícula escolar, controles de salud y consumo en el hogar[35]. Este encuentro se realizó, por tanto, en un momento donde los PTC ya habían alcanzado un cierto grado de madurez en comparación con los dos anteriores.
Hubo también otras actividades que fueron constituyendo instancias de intercambio y divulgación del conocimiento acerca de los PTC y donde se fue perfilando un rol de los expertos de la comunidad. Una de ellas fueron los llamados “viajes de estudio”, que constituyen misiones de investigación donde los hacedores de políticas de uno o varios países pueden obtener experiencias de primera mano. “Desde 2001, el Banco ha organizado viajes de estudio del Programa Oportunidades en México, Familias en Acción en Colombia y Bolsa Familia en Brasil con más de 30 países. (...) Los viajes de estudio se adaptan a las necesidades de los participantes y se han cubierto todos los aspectos de los PTC” (IEG, 2011). El Banco Mundial apoyó los viajes y también los países los han llevado a cabo de manera individual. Así, México, Brasil, Colombia y Chile han acogido a hacedores de políticas, coordinando y definiendo un cronograma, la información y los lugares de interés para los visitantes. “Hemos recibido visitas de diversos países de América Latina y también del resto del mundo, numerosas visitas durante el año” (ex Director del Programa Puente, Chile Solidario). Estas permitieron el contacto entre los expertos nacionales, contribuyendo al intercambio de conocimiento y generación de confianzas. Igualmente, el Banco Mundial ha financiado las “Visitas de Expertos”, esto es, cuando un experto del Banco o un asesor externo viaja a un país para apoyar el diseño e implementación del programa. En las entrevistas se mencionan, por ejemplo, a Verónica Silva, Rogelio Gómez Hermosillo y María Concepción Steta Gándara[36], quienes fueron invitados a presentar sus conocimientos acerca de los PTC, lo cual fue contribuyendo a su reconocimiento entre los hacedores de políticas como expertos en la materia.
En cuanto a documentos de divulgación, se observan a partir del año 2000 algunas publicaciones más completas que aportan una perspectiva amplia sobre los programas, recogiendo los resultados de las evaluaciones llevadas a cabo en las primeras iniciativas. En Evaluando el impacto de los programas de transferencia condicionada (Rawlings y Rubio, 2005) se analizaron las evaluaciones de la primera generación de PTC en Brasil, Méxic o, Nicaragua y Colombia. Asimismo, en Redistribuyendo el ingreso de los pobres y los ricos: transferencias públicas en América Latina y el Caribe (Lindert, Skoufias y Shapiro, 2006) se plantea que los PTC han demostrado tener un impacto favorable en cuanto al capital humano y capacidad para romper con la transmisión intergeneracional de la pobreza. En una publicación del BID, Bouillon y Tejerina (2006) también analizan las evaluaciones de Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras y México (desarrolladas entre 1997-2003). Concluyen que son “instrumentos muy efectivos” para reducir la pobreza y la desigualdad “en el largo plazo” y para aliviar la pobreza “en el corto plazo”. Los autores de estas publicaciones son los mismos expertos cuya presencia es recurrente en los talleres y conferencias y que son mencionados como referentes por los hacedores de políticas.
A mediados del año 2000 también se publican reportes con un carácter de compilatorio regional y que señalan una postura oficial de la banca hacia los PTC. Ariel Fiszbein y Norbet Schady (2009) son autores de Las transferencias condicionadas reduciendo la pobreza hoy y en el futuro, libro en el cual el Banco Mundial recoge la experiencia y lo analizado en esos años. En el Reporte Anual 2005 del BID (2006) se señaló que los PTC han sido exitosos en “reducir los niveles de pobreza, promover la acumulación de capital humano y el acceso a los servicios sociales básicos”. Estos trabajos recogen información acerca de varios países y establecen puntos críticos y los aprendizajes respecto a los programas[37]. Se aprecia una postura oficial favorable ante los programas y recomendaciones específicas respecto a las fortalezas y debilidades de los PTC.
El conjunto de documentos e informes, sobre la base de las numerosas evaluaciones de los programas, constituyen una fuente de legitimidad y cumplen el papel de exhortar e invitar al debate acerca de la pobreza y de las soluciones que los países pueden seguir. Muchos de ellos responden a las peticiones de los propios Gobiernos, otros corresponden a estudios desarrollados por los mismos organismos, junto con el debate y el intercambio de información de las universidades o centros de investigación que se solicitan para seminarios y reuniones. Además, las bases de datos públicas permiten el acceso a información sistematizada sobre los PTC y contribuyen a su difusión. “Esa preeminencia que más bien está garantizada en la cantidad de estudios, análisis, evaluaciones, experimentos que se han desarrollado. Yo diría (...) que estos programas son uno de los programas sociales más estudiados en la historia de las políticas públicas” (experto PTC, Banco Mundial). Todos los recursos integran un amplio conjunto de conocimientos acerca de los programas, que es sólido en cuanto a su evidencia empírica y amplitud de temas que abarcan, y que continúa creciendo de manera constante.
La comunidad epistémica y otros organismos internacionales
En los años más recientes, la comunidad epistémica ha ido incluyendo en su debate los desafíos que los PTC implican en la lógica de los derechos sociales y la protección social, junto con advertir, ya con mayor experiencia frente al tema, acerca de sus debilidades o aspectos complejos. Ello se manifiesta en la preeminencia de expertos que ponen énfasis en estas temáticas y en el rol más relevante de organismos internacionales cercanos a este enfoque, esto es, CEPAL, FAO y OEA. Son estos organismos los que además han liderado, hasta el período estudiado, las actividades vinculadas a la acumulación de conocimiento y los debates acerca de los PTC y en donde se identifican a los expertos de la comunidad. “Al principio el Banco era más importante. Hoy esa comunidad es muy heterogénea como los programas son heterogéneos, y hay otros actores preeminentes. Por ejemplo, CEPAL (...) y OEA” (experto PTC, PNUD). Estos organismos tendrían, según algunos entrevistados, mayor legitimidad entre los hacedores de políticas y expertos. “Es más interesante un taller organizado por la CEPAL que un taller organizado por el Banco. (...) Yo creo que la correlación de fuerzas ha cambiado lo suficiente” (experto PTC, PNUD).
Su presencia tardía en este proceso podría explicarse porque la banca tuvo en algunos casos un rol esencial desde un comienzo a través de los préstamos monetarios, acción que estos organismos no realizan. Sus objetivos y sus capacidades, por tanto, difieren de los de la banca multilateral. “Yo creo que tenemos contribuciones distintas, ideas un poco distintas, (...) y obviamente tenemos una injerencia menor, porque una cosa es ir donde un país con buen presupuesto de financiación directa o de asistencia técnica (...) nosotros que tenemos pocos recursos (...) vamos con ideas y los que nos quieren escuchar bien y los que no, no” (experto PTC, CEPAL). En ese sentido, su participación en el debate acerca de los PTC coincide con la existencia de mayores antecedentes e información y una mirada más compleja y comprensiva hacia los programas.
La atención puesta de manera oficial por CEPAL en los programas es, en cierta forma, tardía. Uno de los primeros trabajos en abordar una caracterización y análisis de las fortalezas y debilidades de los PTC es el de Pablo Villatoro (2005), reeditado al año siguiente en la revista de la CEPAL. Asimismo, el de Lorena Godoy (2004), que abordó el programa de Renta Mínima, de Brasil (que más tarde sería parte de Bolsa Familia), aunque no es mencionado y/o definido como un PTC. Otros trabajos se centraron en aspectos específicos. Se trataba de trabajos puntuales, algunos de ellos vinculados a investigaciones sobre otros temas donde los PTC pudieron ser incluidos (entrevista experto PTC, CEPAL). El interés oficial acerca de los PTC por parte de CEPAL se inicia en el período 2005-2006, tal como se refleja en el documento La protección social de cara al futuro: acceso, financiamiento y solidaridad (CEPAL, 2006), presentado al trigésimo primer período de sesiones. En particular, en el Capítulo V se realizó un análisis de los programas sociales donde “se da especial importancia a los que han tenido más cobertura y difusión en el pasado reciente: los programas de emergencia vinculados al empleo y los programas de transferencias condicionadas” (CEPAL, 2006: 150). Teniendo en cuenta esta perspectiva de la protección social, los PTC son una herramienta específica que debe ser analizada en este contexto.
En esa línea, en los años siguientes CEPAL desarrolló una amplia producción de conocimiento sobre el tema. Hay obras completas que proporcionan información acerca de la realidad en la región, teniendo en cuenta las características de los programas y su papel en la protección social. En 2008 se publicó un estudio acerca de la contribución de los PTC al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es decir, el grado en que los países que aplican los programas han reducido (o no) la pobreza (León, 2008). Otro trabajo central publicado desde CEPAL es el de Cecchini y Madariaga (2011), Programas de Transferencias Condicionadas: balance de la experiencia reciente en América Latina y el Caribe. Se trata de un análisis minucioso y completo de los programas de la región, considerando diversos aspectos tales como sus características centrales, tipo de condicionalidad, impacto, institucionalidad, entre otras. Por último, en Protección social inclusiva en América Latina: una mirada integral, un enfoque de derechos, se analizan los programas en cuanto a su relación con la protección social y el enfoque de derechos (Cecchini y Martínez, 2011) y, desde esta perspectiva, se discuten sus fortalezas, debilidades y desafíos. En esa línea, los PTC se consideran como un componente, generalmente el que permite la entrada al sistema, de estrategias más amplias de protección social. Estas obras son el fruto de las investigaciones realizadas por los expertos del organismo, y también los resultados de los debates y ponencias de expertos en talleres y seminarios organizados por CEPAL. De la misma manera que se observa en la banca, los autores de estos estudios son miembros de la comunidad epistémica; Simone Cecchini y Rodrigo Martínez, por ejemplo, participan en los seminarios y encuentros, y son mencionados como referentes por los hacedores de políticas. Cerrando las publicaciones y plataformas de CEPAL, en el año 2012 se crea otro medio de incidencia, un sitio web dedicado al tema de la protección social[38]. Su objetivo es difundir el trabajo desarrollado y acumulado por la División de Desarrollo Social del organismo y otras instituciones en la materia. En la línea de lo que se venía comentando, la base de datos de CEPAL, que ya existía hace algunos años[39], pasó a ser un componente de este sitio web sobre protección social, junto con una nueva base de datos acerca de pensiones.
Otro organismo de las Naciones Unidas que ha tenido un papel preeminente y que ha facilitado la influencia de los expertos de la comunidad es la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, FAO (establecida en 1945). La FAO, con su oficina regional situada en Santiago de Chile, comenzó desde 2006 con el lanzamiento de la “Iniciativa para América Latina y el Caribe sin hambre” (una instancia político-institucional de incidencia para erradicar el hambre en la región dentro de una generación), y centró su trabajo en fortalecer la dimensión del acceso a las familias más pobres a la alimentación. En ese contexto, la FAO también focalizó su labor en la evaluación de los PTC y su impacto en la erradicación del hambre y la nutrición de los niños y para intercambiar información sobre los programas entre los expertos y los políticos a través de seminarios periódicos. Sin embargo, hubo un cambio parcial de este énfasis en 2006 con su nuevo director, Graziano da Silva, quien participó en el diseño e implementación del Hambre Cero en Brasil, el sistema integrado de las políticas sociales en los que Bolsa Familia es un componente. La llegada de este experto, quien es parte de la comunidad sobre los PTC, puso la atención en el impacto de los PTC en la nutrición y en la protección social. Por esta razón, los seminarios son considerados como una oportunidad para difundir el análisis de los programas y su relación con la obtención de una nutrición adecuada para la población en condiciones de pobreza extrema. Estas instancias pasaron de tener muy pocos participantes y socios durante los primeros años, a alcanzar grados crecientes de complejidad, con la participación y la colaboración interagencias (experto PTC, FAO). Entre los años 2006 y 2012 se llevaron a cabo siete seminarios internacionales, con la asistencia de expertos de la región y de otros organismos como CEPAL, académicos, centros de investigación y Gobiernos. En particular, destaca el VI Seminario organizado por FAO y CEPAL[40], donde se trabajó el enfoque de derechos y su vinculación con los PTC. Meses antes, en marzo de 2011, FAO ya había organizado un taller de expertos sobre la temática (“Los PTC desde un enfoque de derechos”). En este conjunto de actividades se identifica la participación de varios de los miembros de la comunidad, como Verónica Silva, Ana Fonseca (como consultora FAO y/o ministra del Gobierno brasileño), José Graziano da Silva (FAO), Simone Cecchini (CEPAL), Rodrigo Martínez (CEPAL), Francisco Pilotti (OEA), Laura Pautassi, y expertos de IFPRI, como Jere R. Behrman o John Hoddinot. Asimismo, se observa el énfasis que organismos como FAO y CEPAL van introduciendo al debate acerca de los PTC, complejizando la perspectiva con el enfoque de derechos y más tarde con el de protección social.
Así, en el seminario realizado en noviembre de 2012 quedó de manifiesto la importancia de estas instancias y el giro temático que se estaba generando hacia el desafío de avanzar en protección social. En los discursos inaugurales, Adoniram Sanches, oficial de Políticas de FAO, sostuvo que “los PTC ya han quedado atrás y se está avanzando a sistemas de protección” en la región (http://www.rlc.fao.org). Para ese año se previó la “ampliación temática del VII evento con el fin de abordar los distintos desafíos que impone la protección social en zonas rurales en sus pilares contributivo, no contributivo y las regulaciones laborales, entendiendo que solo a través de sistemas de protección integrales se podrá fortalecer y consolidar un estado permanente de seguridad alimentaria para la población más vulnerable de la Región” (FAO, 2012). En otras palabras, y como fue planteado por Martín Hopenhayn, director de la División de Desarrollo Social, CEPAL, “este era el seminario PTC y ha ido evolucionando hacia la visión de que en la región se requieren sistemas más integrales y complejos” (http://www.rlc.fao.org).
Por último, desde septiembre de 2009, la Organización de Estados Americanos (OEA) tiene un papel importante como plataforma para el debate acerca de los PTC, cuando se creó la Red Interamericana de Protección Social (RIPSO). El lanzamiento fue el 2 de septiembre en Nueva York y asistieron presidentes de Estado y representantes de Chile, Estados Unidos, México y Colombia, entre otros. La red es una comunidad de ministerios y agencias nacionales de desarrollo social, en colaboración con las organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, el sector privado y la academia, para promover el intercambio y la transferencia de experiencias y conocimientos sobre protección social. Además, trata de constituir un lugar de encuentro para los actores institucionales clave, implementar mecanismos de cooperación en la región y generar una comunidad de práctica de los responsables políticos y expertos a través de una red de conocimiento y aprendizaje. Muchas de las actividades que la red ha desarrollado son seminarios y reuniones de expertos, junto con la creación de programas de mejora para los profesionales del sector de desarrollo social. Esta red también cuenta con la colaboración de los actores internacionales más importantes de la región, tales como el Banco Mundial, la CEPAL, el PNUD, la FAO, la OIT, entre otros. De hecho, esta cooperación es evidente en la circulación de expertos entre estas actividades (por ejemplo, el director de RIPSO, Francisco Pilotti, es un expositor frecuente en seminarios de la FAO, y Simone Cecchini, de CEPAL, participa en los eventos de FAO).
4. Conclusiones
En concordancia con el recorrido temporal presentado, se observa que desde mediados de los años noventa hasta 2012 se configuró una comunidad epistémica que contribuyó a instalar un consenso acerca de los PTC como un programa eficaz para combatir la pobreza en América Latina. Las características de funcionamiento de esta comunidad coinciden con las que plantean Haas y Adler (1992). En primer lugar, los expertos no solamente han tenido influencia en un solo país ni en solo un organismo internacional, sino que, como se explicitó anteriormente, los distintos expertos están presentes tanto en CEPAL, FAO, BM, BID y PNUD, entre otros, lo que ha generado que la incidencia tenga efectos en los 17 países de América Latina donde se implementaron los PTC (hasta el año 2012[41]). En segundo lugar, la presencia de los expertos en el plano profesional internacional a través de las actividades identificadas y de las redes es un potencial indicador de que estaban en los espacios donde los países suelen informarse acerca de políticas públicas y programas, recolectan información y conocen experiencias. Asimismo, estas redes y plataformas son colectivas, por lo que se podría incidir en varios países, lo cual también ha sido señalado como una característica de su funcionamiento. En tercer lugar, es posible identificar la presencia de miembros de la comunidad en los organismos que potencialmente pueden tener un rol en los procesos de formulación de los programas en algunos países, tanto de manera formal (a través de los préstamos o convenios de cooperación técnica) o por medio de las actividades de mediación. Finalmente, esta comunidad se caracteriza por tener un número pequeño de expertos, sus miembros son respetados en sus propias disciplinas académicas y cuentan con experiencias en el proceso de formulación de políticas de sus propios países como en otros.
En el Cuadro 1 se presenta una propuesta del conjunto de expertos que constituiría esta comunidad. Sin embargo, es imposible afirmar que se trata del grupo definitivo, ya que es probable que se haya omitido a integrantes que no fueron visibles durante el estudio. En consecuencia, no se plantean estos nombres como una lista cerrada. Es preciso mencionar que dada la magnitud de los estudios, análisis e investigaciones acerca de los PTC también se identifican a otros autores y especialistas en el tema[42] y a funcionarios nacionales vinculados a la implementación de los programas.
La mayoría de los integrantes del grupo desarrolló un rol permanente en la difusión de los PTC, si bien algunos de estos integrantes con un papel más visible y activo que otros. En este sentido, son periódicamente invitados a exponer y participar en los seminarios y conferencias organizados sobre los programas en los diferentes países de la región y en otras como Asia o África. Estos documentos constituyen insumos relevantes para las actividades mediadoras, pero también tienen un papel importante como instrumento de exhortación. En ese sentido, se observa que la comunidad de expertos coincide, en los primeros años, en una percepción positiva hacia los PTC como un programa efectivo para la superación de la pobreza y en ese sentido fue presentado y divulgado. En los últimos años, con los programas ya instalados en la región, el enfoque de derechos, propiciado en particular por expertos vinculados a organismos como CEPAL y FAO, busca solucionar las debilidades de los PTC y situarlos en una estructura más amplia de protección social. Por tanto, se observan ciertas creencias comunes y el acuerdo acerca de los PTC como un programa adecuado para enfrentar la problemática de la pobreza. No obstante, se aprecian también divergencias en su interior, expresadas, por ejemplo, en el énfasis puesto en vincular los programas con el enfoque de derechos. Este es un ámbito que requiere mayor desarrollo en futuras investigaciones.
En cuanto a las vías de influencia y los puntos de encuentro de estos expertos, se observa un rol importante de los organismos internacionales y las actividades mediadoras y de exhortación que realizan (ver Anexos 1, 2 y 3). Debe señalarse, no obstante, la diversa naturaleza de la banca y de los otros organismos, los cuales, tal como se expuso, difieren en cuanto al momento en que participan de manera más notoria y en los énfasis que introducen a los programas. Los expertos poseen un gran conocimiento acerca de los PTC, que se refuerza por la legitimidad de ser expositores frecuentes en los seminarios y actividades mediadoras que se han descrito. Además, el apoyo prestado por las organizaciones internacionales les permite producir informes, libros y publicaciones, y el acceso a bases de datos nacionales e internacionales, contactos con los responsables de políticas y otros tipos de información. Las numerosas actividades descritas se vinculan con los procesos domésticos de formulación de políticas. Ello, ya que la información presentada en estas instancias cuenta con sólido respaldo empírico, y las recomendaciones específicas para el diseño e implementación de los programas constituyen un recurso esencial para los actores, con legitimidad y autoridad. En esa línea, en cuanto al proceso de formulación de políticas, esta información contribuye a la mitigación de la incertidumbre y ofrece perspectivas accesibles y soluciones a los problemas públicos con legitimidad y autoridad. Las visitas, los seminarios y el acceso a determinados documentos que ocurren durante este proceso pueden influir, de una manera u otra, a la decisión de adoptar el programa o a los componentes que este tendrá.
Ahora bien, una vez identificada esta comunidad epistémica y su vinculación con los organismos internacionales, sus actividades y vías de incidencia, es posible afirmar su existencia a nivel regional y su rol en la difusión de los PTC en América Latina. El grado de influencia en cada uno de los países que adoptaron el programa requiere del análisis de los casos en profundidad. Ello permitirá sopesar también las variables domésticas involucradas, vinculando así el proceso de difusión regional con el proceso de formulación de políticas nacional.